siempre llevo cuanto necesito: aire en mis pulmones y unas cuantas hojas de papel en blanco.
Me encanta despertarme por la mañana sin saber qué me deparará el futuro,
a quién conoceré o dónde me llevará la vida.
Creo firmemente que la vida es un regalo y no pienso desperdiciarla. Nunca se sabe qué cartas repartirá la próxima vez; aprendes a aceptarla tal como viene, así,