sábado, 29 de agosto de 2015

Sigue dándome tormento o no sabré cuando llege la calma.

Me estoy curando leyendo muchos libros, los libros de psicología, de pensar que te plantan verdades a la cara y te sueltan un bofetón que ni la vida en un mal momento, los libros de poesía que te dicen que te entienden, que a todos nos pasa, y los libros de historias, solo por invitarme a viajar y a saber que el mundo es demasiado grande como para preocuparme por un par de personas, por cualquiera que no sea yo y quien demuestra quererme (por eso de no ser realmente egoísta, o por pura y muy puta cortesía, para finalmente perderla toda de golpe).
Tú querías a alguien que te ocupase las noches para no sentir el vacío que dejó pero pronto te agarraste a su vuelta antes de soltarme, me diste el portazo justo cuando ya no me necesitaste porque me lancé en el peor momento a reclamar el 50% de ti que supe que alguien me estaba quitando, de repente, sin más, yo no imaginé, pero sí. 
Dijiste "a veces un paso hacia atrás son muchos hacia adelante" y yo me quedé con mi teoría y la tortícolis que me impide mirar hacia atrás aunque aquí delante ya no haya nadie.
Qué le voy a hacer si se me da tan bien recordaros quién estuvo antes que yo, solo porque intentáis encajarme en vuestros moldes premeditados en los que nunca voy a entrar, primero porque no quiero parecerme, y segundo porque no hay límite más patético que la pared de un prejuicio.

No hay comentarios: