lunes, 29 de septiembre de 2014

Con cariño, a mi "yo" de dentro de dos semanas.

Este es el punto de mi vida en el que me toca crecer, porque alguien un maravilloso día decidió declarar los 18 como línea de rotura de los "no es mi responsabilidad". Pobres criaturas los que tememos a la libertad, y pobres criaturas las que no temen por vivir en una burbuja todavía.
Durante estos últimos meses he leído más libros que en toda mi vida, y me he cuestionado mi futuro más que nunca, sin llegar a ninguna otra conclusión que aquella de que, nunca sabemos dónde podemos terminar, o empezar; tal y como dice la canción.
Los libros me hablan de que muchos en realidad prefieren un amo justo, al riesgo de sentir el poco peso de los pies cuando uno camina sin cadenas. Tanto nos preocupa coger demasiada velocidad y estrellarnos? Realmente preferimos reprimir nuestro instinto más innato de exploración y cerrarnos puertas (y la mente)?. Y todo esto por unos brazos que nos cobijen al acabar los días. Todo por personas que "son casa" y hacen de lo malo un soporte y de lo bueno, algo mejor.
Sería increíble combinar la idea de ser un alma libre y al mismo tiempo transportar toneladas de cariño portátiles sin que nos pesara nada. 
Pero la realidad, lejos de ser justa, termina por obligarnos a ceder y decidir ser nuestro propio soporte, nuestra propia casa, y nuestro propio cobijo, para vivir nuestra vida... o subordinarnos a la vida de alguien, y compartir algunos sueños, y dejar otros atrás.
Probablemente pase el resto de mi vida preguntándome "¿Qué es lo que me va a hacer más feliz?", porque según parece uno nunca es lo suficientemente maduro como para decidirlo. He visto ancianos anhelando, divorcios, cambios repentinos de profesión... y estoy completamente segura de que ninguno de ellos se ha equivocado. Por el simple hecho de que se han desprendido de algo que no les proporcionaba la felicidad, y eso, ya les hace estar un paso más cerca de ella.
Ahora ya entiendo aquello de que la vida es un continuo ensayo de una obra que jamás se estrenará. Vivimos aprendiendo. Eso sí, siempre en trayectoria ascendente.

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